El caos, la creatividad y los roles; algunas reflexiones posteriores a la Conferencia de Relaciones Grupales (GRC) Latinoamericana 2021.
Se puede decir que la GRC fue un espacio de aprendizaje puro y completamente vivencial. No hay clases, no hay temario ni ejercicios o técnicas, no se repasan teorías (aunque hay muchas y muy profundas sobre el tema) ni se dan o piden elevadas justificaciones teóricas para compartir pues se trata del aquí y el ahora.
Enfrentarse a un espacio y un grupo que está siendo llevado a esta vivencia genera, en principio, un gran desconcierto; tenemos muchísimos años siendo escolarizados mediante un modelo (la gran mayoría de los sistemas) en el que hay un profesor que dicta un tema y, con algo de suerte, se hace alguna práctica. Sin embargo, en el modelo tradicional se vive el objeto de aprendizaje como algo ajeno, como algo externo que hay que analizar, comprender, estudiar y, quizá, internalizar. En el ambiente que se genera en una GRC el objeto de aprendizaje es un sujeto o, mejor dicho, son muchos pues cada miembro, el conjunto de la conferencia y el entorno son parte del estudio. Digamos que éramos como esos fotones del famoso experimento de Thomas Young* en los que se llego a la paradójica conclusión de que eran completamente partículas y completamente ondas al mismo tiempo… Pues así, siendo y viviendo la paradoja nos lanzamos a la conferencia.
Había un objetivo, por supuesto, muy bien planteado y muy bien dicho. Sin embargo, aunque el presidente de la conferencia lo especificó claramente en el diálogo introductorio, tuve que leerlo, releerlo y acudir a él en repetidas ocasiones para estar medianamente seguro de qué estábamos haciendo ahí. Lo repito porque no es secreto, el objetivo era: Aprender de la experiencia del ejercicio del liderazgo, autoridad, responsabilidad y confianza en el mundo digital en el contexto del Covid-19.
¿Había mencionado que todo esto pasaba en línea? Bueno, el territorio en el que nos movíamos era un conjunto de imágenes transmitidas por la red, recreando un mosaico compuesto por esas pequeñas ventanas que se generan en las videoconferencias y que, al mismo tiempo que te llevan a otro lado, traen a tu propio espacio, el espacio de los otros. Dije ventanas pero quizá debería decir claraboyas pues me parece que mi nave se movía en los mares preconscientes y que al balancearse, me iba permitiendo ver un poco del mundo de mis cofrades al avanzar navegando por la conferencia. Al acercarnos entrábamos en el mundo de los otros y ellos en el nuestro, influyendo en los demás y en el entorno.
Otra reflexión que me parece aplicable a esta nueva cotidianidad se refiere al teletrabajo y el relacionamiento a distancia: vamos viendo solo una pequeña porción del mundo del otro a través de la cámara. Lo que el emisor ha decidido mostrar, lo que no puede evitar enseñar (pues es un espacio muchas veces compartido por otras personas físicas, como la familia) y que se cuela y afecta a los demás pero que también es afectado por lo que pasa en las otras decenas de realidades. Se me ocurre que es como compactar la realidad y acercarla (de una manera imperfecta e incompleta) a la realidad del otro, pegando las ventanas de las naves (que chocan, se atraen y se repelen de acuerdo al oleaje) y respirando el aire e influyendo y siendo influenciados por los demás (participantes y familias).
En esta existencia híbrida entre lo que ocurre en el mundo virtual y el material, nuestra mente viaja de su espacio al del otro (u otros), generando territorios virtuales temporales, que se alimentan entre ellos y se influencian inevitablemente. Las naves se bambolean con la marea anclados por el cuerpo físico de cada persona que mantiene sus sentidos interactuando de manera expandida. No es fácil estar aquí y ahora cuando ese lugar y se encuentra multiplicado por la conexión de internet, amplificado por los gadgets mientras nuestro cuerpo sigue en su constante ciclo vital y perceptivo.
Regresando a la conferencia, a través de los diferentes grupos y subgrupos, interactuamos, nos relacionamos y aprendimos en un entorno digno de la torre de Babel. Así como es nuestro continente americano, así fue la conferencia, en español, inglés y portugués. Fuimos traduciendo y esforzándonos por entender no solo las palabras sino el contexto y los lenguajes subconscientes de los demás. Fuimos hablando de lo que estaba siendo y que muchas veces no se habla, fuimos construyendo algo que luego caía y volvía a surgir algo diferente, como en los fractales, siempre constantes y siempre diferentes.**
Y es que estamos acostumbrados a pensar de manera lineal y un tanto mecanicista, parecería que, si pudiésemos conocer todas las variables dadas entonces se podría explicar y luego predecir exactamente lo que pasa y va a pasar. Sin embargo este tipo de pensamiento, aunque es gratificante porque nos ofrece un buen nivel de control, no se parece nada a la realidad fuera del laboratorio.
Son tantas las variables que inciden en un determinado momento, que su comprensión, incluso a posteriori va mostrando con capas y capas de análisis e interpretación que parecen infinitas. Afortunadamente, la buena razón (como diría Paul Watzlawick) no es la única herramienta que tenemos. En momentos de gran incertidumbre y cambio constante tenemos muchas otras: la intuición, nuestro propio cuerpo, los sueños, las metáforas, la poesía, los símbolos, el humor, todo aquello que nos conecta con nuestro mundo subconsciente y con el de los demás. Cuando logramos abrirnos a estos lenguajes vamos re-descubriendo que todos estamos conectados, que el mar en el que navega nuestra nave es parte del subconsciente pero también es parte del mundo interior de todos los demás, como individuos y cómo conjunto.
¿Ya logré confundirlos? Me imagino que sí, pues yo también me sentí así. Déjenme decirlo en el lenguaje que aludo mediante un poema que escribí en el día 3 de la conferencia:
Andando, un poco vacilante
miro lo que he ignorado
un obrero
un maestro
un sueño disconexo
Tomo mi bastón y bendigo este sueño:
exorcizo la pesadilla
abrazo una vez más mi sombra reflejada
¡no quiero estar aislado!
Digo, como aquel otro: dadme la conexión o dadme la muerte.
Luego vuelvo a sentarme ante la máquina dejando que mi sueño se reintegre a la corriente
con el bastón aún en la mano
y la sed de camino en mis ojos.
¿Se entiende ahora un poco más? Eso espero, porque aún me falta una idea que quiero compartir:
La secuencia en la que se organizan los roles en esta nueva realidad.
Pienso que antes de la pandemia visualizábamos los roles que nos íbamos tomando como una secuencia de acontecimientos, en mi caso más o menos así:
Despertar (R0. Esposo)
Desayunar (R1. Padre)
Manejar al trabajo y a dejar a los hijos (R2. Chofer)
Trabajar (R3. Ejecutivo, R4. Maestro, R5. Coach)
Convivir a la hora de la comida (R6. Amigo)
Manejar (R2. chofer)
Llegar a casa (R1. padre)
Tiempo de pareja (R0. esposo)
La pandemia nos compactó en casa y al compactar el territorio, algo alteró del tiempo y los roles. Creo que ahora funciona más o menos así:
Al perderse la secuencia, se fueron también los espacios de reabastecimiento del sistema psíquico, los amortiguadores cotidianos que permiten transiciones entre los roles más suaves. Este estilo de vida/trabajo que ha desdibujado las fronteras puede llegar a ser una causa de estrés muy grande. Al ver el dibujo, ahora tan caótico creo que entiendo un poco mejor por qué la ansiedad, el burn-out, los pleitos intra-familares, la depresión, entre otros males han subido tanto.
Este caos, con todos sus males asociados también es una época en la que puede florecer la creatividad y la renovación. Si se trabaja con flexibilidad, se simplifican las reglas y estructuras, se estimula la participación y la colaboración, se colocan al frente la ética, la responsabilidad social y las relaciones interpersonales, tanto la organización como los individuos saldrán sumamente fortalecidos y renovados de esta era turbulenta.***
En la conferencia los grupos nos encontramos, nos disgregamos, nos confundimos y también nos apoyamos. Surgieron toda gama de emociones e inquietudes pues así es el espíritu humano, diverso en su orografía y cambiante en su clima. La conferencia Latinoamericana de Relaciones Grupales fue mucho más, pero no cabe en estas líneas que más bien escribo para darle sentido a mi propia experiencia.
Resumo:
Por más años que llevemos trabajando con grupos, cada uno es nuevo y único por la mezcla de sus integrantes y las circunstancias; todo grupo es diferente apasionante y representa un nuevo territorio a explorar.
La tecnología interactúa con los individuos y les pide nuevos niveles de confianza.
Nunca somos ajenos al grupo, estamos en una obra en la que no hay espectadores y en la que es imposible no influir, aún quedándonos cayados.
Cuando la libertad física se ve coartada la libertad interior resurge con nuevos colores y esperanzas, resignificando el momento y prometiendo un mejor futuro.
La flexibilidad, adaptabilidad, compasión, creatividad ética, auto-organización y la congruencia son competencias irremplazables en épocas turbulentas.
La realidad que vivimos me ha hecho más consciente de mi integridad como persona, me confronta y unifica y, sin embargo, la multipresencia (virtual, física, empalme de roles) hace que la definición del aquí y el ahora sea más compleja.
Ante los retos de esta era que nos exige ampliar nuestra percepción y conectarnos a muchos kilómetros a la par que seguimos viviendo físicamente en nuestras casas es indispensable encontrar un asidero confiable para no caer en la desesperación o la ansiedad: el puerto seguro está adentro, hacia nuestro propio corazón. Es una época que nos ha llevado a vivir al interior, aprovechemos el viaje y confiemos en esa chispa que el Creador puso en cada uno de nuestros centros para guiarnos, esa es la brújula de la consciencia interior, que se conecta a todo lo demás. Si la escuchamos con atención, veremos que no falla.
Con cariño,
Francisco Monterrubio
12 de abril del 2021
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Algunas referencias:
* https://www.physicsclassroom.com/class/light/Lesson-3/Young-s-Experiment
** https://www.tavinstitute.org/projects/an-introduction-to-complexity-theory/
*** Watzlawick, Paul. El lenguaje del cambio. Herder. 2012
****La Teoría del Caos en las Organizaciones.María Jesús Pidal González. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3998894
Para saber más de la GRC:
https://www.tavinstitute.org/wp-content/uploads/2021/02/Latam-conference-brochure-March-2021.pdf
Para saber más del Insituto Tavistok: