La cultura en los tiempos del Coronavirus. ¡El fin está cerca!
El pasado 16 de marzo, cuándo debíamos haber regresado de un fin de semana largo, nos encontramos con una situación de crisis mundial a causa del recrudecimiento de la pandemia del COVID19. De forma inmediata, Grupo Havas decidió, ante el enorme riesgo a la salud de sus empleados, iniciar de inmediato la cuarentena. Desde ese momento muchas cosas han ocurrido al interior de nuestra organización, desde el encierro físico y con gran apertura virtual, les quiero compartir lo que he aprendido en materia de cultura organizacional a lo largo de estas semanas
Si pensamos en la cultura como una serie de comportamientos que un grupo presenta de manera habitual, que son permitidos y recompensados por él mismo, estamos ante una red de reglas no escritas, supuestos subconscientes y creencias. En resumen, son la acumulación histórica de las decisiones y las conductas que se vuelven una guía para el futuro.
Pues bien, el COVID-19 nos ha hecho exponer, de manera evidente, la verdad de nuestra cultura, digamos que ha sacado nuestros trapitos al sol. Este virus se ha convertido en un gigantesco espejo organizacional que nos muestra quiénes somos como empresas y, si somos buenos observadores, podremos aprender mucho. No pretendo hablar de lo que han hecho en otras empresas (cada una tiene sus motivos, circunstancias y cultura) simplemente quiero compartir la experiencia de Havas en México y lo que hemos aprendido de nosotros mismos.
Es así como puedo identificar 4 líneas de acción que nos están ayudando a sortear esta crisis en materia de Talento:
1. Actuar con la verdad y comunicar. Desde el primer momento hemos comunicado con asertividad lo que sí sabemos, lo que suponemos y lo que aún no descubrimos. Integramos un comité de Crisis y nombramos un BCM (Business Continuity Manager), abrimos una serie de grupos colaborativos en Teams, la plataforma de comunicación que tienen todos en nuestras agencias, con temáticas diferentes: uno para noticias y preguntas del COVID, comunicados oficiales, incluso uno para intercambiar memes.
Los equipos de la compañía se enfrentaron al reto de no compartir el espacio físico. Esto provoca una difuminación de las fronteras organizacionales y enfrenta al grupo a una pérdida de identidad. Para minimizarlo, instauramos en los diferentes equipos una video llamada colectiva en la mañana y otra por la tarde, check-in y check-out; los llamamos y, a diferencia de una junta de coordinación típica, ésta solo busca saber cómo se siente el equipo hoy, qué retos enfrenta y así poder darnos unos a otros, soporte de pares.
Abrimos nuestras redes sociales para poder compartir cómo viven los empleados de Havas. Cada quién trajo a la mesa lo que le importa: compartimos consejos, experiencias, oraciones, recetas de cocina, clases de acondicionamiento físico y estiramientos; todo para sentirnos acompañados.
2. Ser empáticos. Nuestro grupo decidió y así se lo hicimos saber a todos, que durante la emergencia no íbamos a despedir a nadie. Sabemos que necesitamos el talento y la motivación de todos para sortear la crisis, así que hicimos este compromiso con nuestra gente.
Pusimos a disposición de todos los colaboradores varias líneas telefónicas de ayuda: una directa con el médico de la empresa, otra con una nutrióloga y una más especializada en apoyo psicológico para el colaborador y su familia. No podemos abrazar a todos, pero sí podemos estar presentes.
Ante la gran preocupación de la continuidad laboral ampliamos nuestro programa de capacitación. La propuesta de Havas University (100% on-line) se amplió a cursos de habilidades suaves y a dar host a temas de vida cotidiana. También aceleramos una iniciativa para migrar, a quienes solamente tienen puestos off-line en la empresa a ser híbridos. Es un programa que se está desarrollando, pero quiere que en poco menos de dos meses, tener listos a los principales actores para tomar otros puestos si es necesario. Esta medida de desarrollo amplía las posibilidades de los equipos al regresar.
3. Aceptar la vulnerabilidad. El virus nos ha puesto en una situación que nos confronta con la muerte. Es cierto, podemos enfermar, podemos perder el empleo, podemos fallar. Somos vulnerables, somos humanos.
También es cierto que somos humanos y somos fuertes… si estamos unidos. Por ello hemos creamos un fondo para apoyar a las personas de nuestra comunidad que puedan estar en un situación delicada. Le pedimos a nuestros colaboradores que aporten lo que puedan de manera quincenal, y de forma paralela, la empresa donará otro monto significativo. Las causas que apoyaremos serán, en primera instancia, para solventar los gastos médicos no cubiertos en nuestras pólizas, ya sea para ellos o para familiares cercanos. Si no tenemos casos, lo donaremos a alguna institución de salud que lo necesite.
4. Insuflar (sembrar) esperanza. Es una responsabilidad del líder tener la visión, analizar la situación que vivimos, pero al mismo tiempo, sortear la crisis e, inspirar a su equipo para seguir adelante, hacia la construcción de un futuro deseado. Es, en pocas palabras, un referente de esperanza. En este punto, la familia Havas hemos tenido pláticas contantes con nuestro CEO. En ellas nos habla de cómo estamos, de lo que estamos haciendo, pero sobre todo de hacia dónde vamos y nos inspira a seguir adelante Por ejemplo, en alguna de nuestras videollamadas nos pidió que llevásemos una playera rosa para recordarnos la alegría, que es indispensable para vivir, en otra nos invita a involucrar a nuestros hijos, pues temporalmente, forman parte de nuestro espacio de trabajo.
En Havas celebramos el día del Niño cada año. Este no será la excepción, con un show de magia virtual y un pequeño regalo entregado en el hogar de cada familia nos haremos presentes y haremos más significativo el hecho de ser parte de este gran grupo; por unas horas, a través de los niños, volveremos a estar unidos.
Así cada uno de los que dirigimos un equipo, somos depositarios de la posibilidad de contagiar a nuestros colaboradores de esperanza y posibilidades. El otro día salí con mi hijo a pasear al perro (todas las precauciones tomadas) y en una pared habían pintado: “El fin está cerca”, cuándo mi hijo lo vio, se le iluminó la cara y me dijo: “¡Mirá papá, ya se va a acabar la cuarentena!”. Ese optimismo es el que necesitamos urgentemente todos.
En tiempos del coronavirus es más importante que nunca la cultura organizacional. Nosotros hemos descubierto que actuar con la verdad, comunicar, aceptar nuestras limitaciones y ser empáticos son parte de nuestros valores. Son tiempos difíciles y aún no acaban, pero tenemos la convicción de que actuando juntos y colaborando, poniendo las prioridades de manera adecuada, vamos a sortear esta crisis y a alcanzar una nueva normalidad donde no seremos los mismos, sino algo mejor.
Francisco Monterrubio
Mayo 2019
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